miércoles, 18 de julio de 2012

STOP CÁNONES DE BELLEZA


Ha llegado el verano y, aunque no es necesario que el tiempo acompañe, a juzgar por el bombardeo publicitario que hay en las calles, es hora de guardar los jerséis de lana y enfundarse unos shorts y una camiseta de tirantes como los que lucen modelos y maniquíes en los escaparates. Eso sí, si pretendemos que nos sienten igual de bien que a ellos no tendremos más remedio que torturar mente y cuerpo en un intento de adaptarnos a sus medidas: hombres altos, fibrosos, sin un gramo de grasa y de músculos definidos; mujeres esbeltas, con el vientre plano, piernas de infarto y piel impoluta.
Ante esta agresión al cuerpo natural de cada uno/a, no podemos evitar preguntarnos, ¿hasta cuándo vamos a seguir sacrificándonos para intentar alcanzar unos estándares irreales, que no comparte ni un 5% de la población? Esta publicidad excesiva, agresiva y, en demasiados casos, enferma, no se corresponde con la realidad y está causando estragos en nuestra sociedad...


En primer lugar, porque el cuerpo de cada persona es diferente, y tratar de hacernos comulgar con un canon único como forma exclusiva de belleza favorece el rechazo de las características propias. Las imágenes que tratan de vendernos como canon no son siquiera reflejo de una minoría, sino el resultado de cientos de retoques fotográficos con los que nadie podría encajar de forma natural. Sin embargo, consiguen que, en lugar de aceptarnos y disfrutarnos como somos, nos desvivamos intentando modificar todo aquello que se salga de la norma, avergonzándonos de nuestras marcas naturales y entrando en un bucle de inseguridad y auto-odio de muy difícil solución.


En segundo lugar, y como consecuencia de este rechazo al propio cuerpo, provoca graves trastornos en la salud. Son las enfermedades del siglo XXI: anorexia nerviosa, bulimia, tanorexia y vigorexia. Con el fin de entrar en (o incluso llenar) una talla 36, estar morenos/as todo el año o poder marcar músculo a gusto en la playa, hombres y mujeres se sacrifican durísimamente y ponen en peligro su salud, muchas veces provocando daños irreparables en su organismo. Aunque la alarma pueda parecer exagerada, las estadísticas médicas nos demuestran que hay razones de sobra para preocuparse... Si bien las más afectadas por la anorexia nerviosa son las mujeres (cerca del 90% de casos documentados) y la mayoría de enfermos de vigorexia suelen ser hombres, el número de casos en ambos sexos aumenta exponencialmente y la edad de personas afectadas se amplía de forma alarmante.


Por último, nos hacen creer que este canon estipulado es el único verdadero y absoluto, cuando no es más que otra arma al servicio del capitalismo más agresivo, cuyo poder de ataque nos afecta a todos/as en mayor o menor medida. No solo debemos comprar la ropa que publicitan, sino que además tenemos que gastar dinero en gimnasios, dietistas, cremas milagrosas y productos light para que nos siente “bien”, causando graves estragos en nuestra autoestima y en nuestra salud. Debemos aprender a aceptarnos tal y como somos (¡en la variedad está el gusto!), y no confundir el hecho de cuidarnos (mediante alimentación variada y natural, además de actividad física) con convertirnos en esclavos/as de la moda.


Por todo esto, EXIGIMOS: La erradicación de cánones exclusivos para hombres y mujeres, y la fomentación de modelos de todo tipo de medidas, tamaños y colores. No queremos sustituir unos cánones por otros, somos conscientes de que cada persona responde a un perfil y por ello atenernos a uno en concreto sería tan ridículo como nocivo. El mercado de la moda (así como los locales donde se proyectan sus valores) han de evolucionar y respetar a sus consumidores/as, a las personas.


NO HEMOS DE ADAPTAR NUESTRO CUERPO A LA MODA, ES ELLA LA QUE HA DE ADAPTARSE A NOSOTROS/AS

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