jueves, 11 de julio de 2013

LA LUCHA ES EL ÚNICO CAMINO

Desahucios, paro, despidos, suicidios, crisis y más crisis. Así es llamado el declive del capitalismo, ese que todavía sigue avanzando por Europa y no solo eso, sino haciendo estragos a cada vez más familias. Bajo la palabra 'crisis', se encuentra la salvación de la banca gracias a un dinero sacado de nuestro bolsillo y conseguido por nuestro propio sudor, un declive disfrazado de espontáneo pero que como bien dijera Karl Marx, son procesos cíclicos dentro de un sistema inviable tan sangriento que es capaz de provocar su propio caos con tal de seguir destruyendo a base de políticas macabras que estiran y estiran hasta dejar nuestras arcas más que vacías.

Todo capitalismo requiere sus esclavos y estos vienen a ser llamados partidos políticos, que en España son únicamente dos, digan lo que digan los medios y sus infumables encuestas. El bipartidismo es inevitable de ocultar en los tiempos en los que estamos y mucho menos ahora tras negarse tanto PP como PSOE a poner freno al desastre de los desahucios, un freno promovido por la PAH, movimiento que junto a la solidaridad vecinal ya ha conseguido parar un alto número de desahucios. Primero los del puño y la rosa en su última legislatura y hace unos meses los de la gaviota, que últimamente se parecen más al águila que acabó llenando de cadáveres las cunetas de nuestro país. Crisis y más crisis, pero las diferencias entre personas aumentan, unos defraudan al capital y otros sufren las políticas iniciadas por Friedman, unas políticas que les condenan a la miseria. Aún así y pese a la necesidad de una lucha de clases, una institución como la Iglesia se atreve a negar todo esto calificando además de anticuado el socialismo. Menudo insulto al desarrollo.

Los medios hacen su trabajo, siguiendo las órdenes del poder, aquel que necesita un pueblo dormido e inculto para poder ser manipulado a su antojo y a base de noticias absurdas y programas aún más absurdos todavía, están consiguiendo la paz social. Solo un movimiento pacífico como el 15M ha conseguido poner un grado de sublevación pero este es tan mínimo, que nadie en Moncloa ha tenido pesadillas. Poco a poco ese movimiento - no es momento de criticarlo ni analizarlo - ha perdido el poco fuelle que poseía, debido a un vacío ideológico o quien sabe si por dejadez. Las flores y las batucadas han perdido y con razón su oportunidad y es el momento de imitar las revueltas de Brasil o lo que ahora mismo ocurre en Turquía en una  plaza Taksim llena de pañuelos, pasamontañas y barricadas donde poco a poco van consiguiendo sus objetivos. Estar de tú a tú con el poder. Podrán algunos llamarnos utópicos pero para eso están las utopías, para derribarlas.


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